Faltan diez minutos para las 20. Estoy desde el mediodía editando, pero solo avancé 17 segundos del video sobre el litio. Acabo de prender algunas luces de la casa y mi ánimo lo agradeció. Hace días que una idea esperanzadora no ronda por mi cabeza. Ayer, jugando al truco en la terraza de Miguel –también estaban Peu y Washington– padecí un ataque exprés de extrañamiento, y por una fracción de segundo el universo se vio despojado de sentido. Después, Miguel y Washington nos dieron vuelta una serie que parecía ser un trámite. Meses y meses perdiendo a todo lo que juego: más aprendizaje para mí.
Suena Spinetta. –Disfruto tanto la soledad– dijo Bliff ayer. Yo también, contesté.