sábado, 16 de febrero de 2019

Rosas, rosas

1

Se va cerrando el pasado detrás de mí, extinguiéndose sus amistades, se deshacen en el aire y quedan flotando algunos filamentos, esos pocos lugares a los que todavía puedo ir, asegurando la continuidad del ser, algo fundamental, los agustines traslúcidos que, superpuestos, producen un efecto visual novedoso y coherente. Pero el miedo a ese agujero negro que sigue mis pasos y amenaza con devorarme, me hace, por momentos, olvidar el camino, dejándome inmerso en la oscuridad absoluta, atrás y adelante y todo a mi alrededor. Hoy, a las 6 de la mañana, quedé atrapado en esa oscuridad. El jenga de mi vida tembló como nunca, y cuando se despertó Josefina le sugerí irnos a vivir a Uruguay, pero solo esbozó una sonrisa. Afuera llovía, y apoyando mi cabeza en su cuerpo, que se había vuelto a dormir, observé como el cuarto se iba llenando de una claridad gris y vaga.

2

De nuevo, en la eterna agonía para cobrar. Apenas 15 dólares en mi cuenta bancaria. Vengo de un operativo relámpago en la casa de mi madre, de donde me llevé dos presas de pollo, dos bifes de chorizo, una rodaja gruesa de zapallo anco, un gajo de melón, una zanahoria, una palta, una cebolla y un paquete chico de lechuga. Alimentos para hoy y mañana: he comprado dos días.

Ayer, echado a la orilla de un lago de Palermo, perdiendo la mirada en el pasto cortado al ras, escuchaba atentamente la conversación de una pareja en rollers que había frenado a descansar detrás mío. Tenían un parlante y escuchaban el disco en vivo de Iron Maiden en Río de Janeiro.

–Suena bien, eh ¿Dónde es esto?– preguntó ella.
–Río. Yo estaba. Había más de cien mil personas.
–Se nota.
–¿Sabés qué significa Iron Maiden? ¡Es un método de tortura!
–Ah ¿si?
–Te meten en un ataúd con pinches que no llegan a matarte, y te entierran vivo.

Cuando giré para conocer mejor a los protagonistas, ella se había sacado los rollers y apoyaba su cabeza en la panza desnuda del tipo, que parecía varios años menor. Hablaban a los gritos, como dos enamorados, y el diálogo era un poco torpe; todas muestras de estar aún conociéndose.

3

Ahora soy ese punto minúsculo que emerge de la puerta de calle y deposita una bolsa en el container de basura. He salido oficialmente al exterior, he tomado contacto con el aire del verano, y ahora avanzo por Uriarte, dejando atrás rostros aleatorios, zambullidos en los dramas que llenan sus días, y me pregunto qué hacer con tanta soledad, con tanto mundo para mí, cuál será el pasatiempo definitivo que me distraiga por el resto de mis días.