viernes, 18 de julio de 2014

M'acuerdo

Eh Manuel, no te olvides de tus raíces, eh, Manuel, Manuel, acá…

Escuchado en la cola de un boliche. Manuel el tarjetero, filtrando, distingiuendo malvadamente la gente indispensable de la no tanto. –Manuel- sigue el flaco - es mi cumpleaños amigo, no seas careta, acordate del barrio, de la Josefina.

Y siempre llego a la misma conclusión: I don’t belong.

Si tengo que nombrar una única razón para bailar en el medio de la pista es el de poder sentir las texturas de los vestidos allí dónde termina la espalda y empieza el culo. Nada más. Las minas están compuestas de esa seda, ese terciopelo azulado por las luces del lugar.

La mujer es un ser moderno, se inventó muchísimo tiempo después que nosotros…corren con esa ventaja. Tienen la última versión instalada, saben cómo moverse.

Va un ejemplo de lo que son mis días hábiles: lo llamo al Bebé y le digo que venga urgente a casa, que tengo algo impresionante para mostrarle. Cuando llega lo siento en mi escritorio y le hago leer la historia de las dos amigas yanquis que mataron a cuchillazos a otra amiga. Podría habérsela mandado por mail, me doy cuenta ahora. Y, y, le pregunto cuando termina. Nos chocó la misma frase, esa que decía que finalmente saltó que una era psicópata y la otra sociópata. El Bebé habla de la libertad y de sus limitaciones. Nadie elige ser, remata.

La mujer más linda que habita esta tierra va a al curso de edición de video de los jueves. Imposible apostar ahí, solamente tres horas semanales, seguidas, que cuando terminan todos se borran. No pude ir más allá de preguntas técnicas, a cuántas capas transforma ese null object, etc. Al null object le dicen nulo, en el curso, me encanta.

Mientras tanto, en una bañadera, un tipo se pregunta si habrá vuelto de aquel viaje, si habrá cortado, si da llamarla para tomar un simple café. Pero las cámaras no llegan tan lejos.

Leo en twitter a un periodista que dice: se me quemó el almuerzo por colgarme escribiendo una crónica de Román. Uf, pienso, pensar que casi termino así.  Escribir sobre fútbol es un asco. Mi única envidia es hacia los que determinan los puntajes de los jugadores al día siguiente del partido. Amo esa dictadura.

La sobreactuación futbolera, el sabor amargo de ciertos alcoholes, la gente, la expresión optimista “estaba lleno de gente”, las bombas de estruendo que estallan en la zona de Congreso, pleno horario laboral,  la desidia de un país hecho bosta…


Piensa en eso un tipo en una bañadera, fantasea con irse de acá.