Una máquina del tiempo casera sería subir ahora a ese bondi
naranja y fingir ser un escolar más, dormir todo lo que no dormí las últimas
semanas, despertarme en la plaza y después bajar por Montevideo hasta lo de
Nacho ¿Qué estará haciendo Nacho ahora?¿Qué hace los sábados alguien que no
juega al fútbol? Sospecho que cosas lindas, mucho más cercanas a la felicidad
que lo mío.
Antes de arrancar el partido se acerca a saludarme Luis
Villanueva, mi profesor de Geografía de Quinto, una de las personas más
hilarantes que conocí. Ahora está más gordo y canoso, y repite chistes a rolete,
se le ven los hilos, mmm, qué pasó contigo, Villanueva, antes abrías la boca y
ya me tenías en el piso a carcajadas ¿Quién cambió, vos o yo?
Mientras el árbitro hace el sorteo con los capitanes, me le acerco a Ríos: me vendiste una mac lenta, hijo de puta, la Primera Mac Lenta del Mundo, te voy a matar. Ríos pide disculpas y promete venir en la semana a revisarla, pero sé que no lo va a hacer.
Mientras el árbitro hace el sorteo con los capitanes, me le acerco a Ríos: me vendiste una mac lenta, hijo de puta, la Primera Mac Lenta del Mundo, te voy a matar. Ríos pide disculpas y promete venir en la semana a revisarla, pero sé que no lo va a hacer.
“El primer tiempo fue un moco pegajoso y lleno de tierra”-
Benjamín Martinez Zuviría, delantero.
El segundo no fue muy distinto al primero. Empatamos 0 a 0,
un partido bien malo que no deja gusto a nada, sólo las ganas de cagar a
trompadas al central de ellos con patillas pelirrojas que me habló todo el
partido, como si tuviera algo para decirme, a mí, que ni lo conozco. Hay que tener el autoestima bien alta para boquear con esas patillas naranjas adornándote la cara.
Después quedamos a la deriva, con el Manteca y Miguelito.
Mandaría a hacer una nueva versión de ese famoso pasacalles: “Todos tienen
vuelta al Centro menos vos”. Un amigo nos hace la onda y nos tira en Capitán Juan, allí
nos levanta otro que nos tira en Puente Saavedra...todavía estamos lejos. No tenemos puchos, el Manteca le pide a un grupo de pibes de quince que
esperan el bondi y lo forrean. Finalmente cogemos un taxi y de a rachas nos vamos quedando dormidos, yo cabeceo y a
veces voy a parar al hombro de Miguelito. Medio soñoliento pienso: no
tenemos auto, no tenemos casa, apenas nos prestan un cuarto y un estante de la
heladera en lo de nuestros viejos.
Rodeamos el Monumento a los Españoles. Esta película se llama así: "Agustin
Mazzinghi, el Manteca Martinez y Miguelito Prado van en taxi hacia el Centro de la Nada".