martes, 9 de noviembre de 2010

Parábola



"Ni laburo, ni minita, ni rojo campeón, má si, nada tiene sentido" reflexiona Miguens y acto seguido decide suicidarse con una sobredosis de Rocklets. Pero qué queda sino para el pobre Ríos, tan a trasmano de toda dignidad, estudiando números cada vez más chicos y sorteando inconvenientes cada vez más grandes. Y Fitte? Ahí anda, sólo, perdido en su inmenso laberinto y a punto de morfarse su propio cerebro de un bocado, siempre tan adicto a la metaalimentación. Y ellos se preguntan y repreguntan: la vida es un gigantesco tacho de basura?

Absolutamente sí, y por ende habrá que cartonear día y noche para sacar algo que valga la pena. A eso nos dedicamos todos, algunos con más y otros con menos suerte.

Allí lo tienen a Bonadeo, sereno y con su paso habitual, cuando de pronto se topa con una novia rubia con la que desea vivir hasta que Chaca gane el Mundial de Clubes, y juntos empiezan a revolver mierda entre los dos. Miatello, detrás de un caño de escape roto y un piquete de empleados de la ANSES, encontró a su madre igualita a como era en el verano de 1999 y la abrazó con lágrimas en los ojos, no sin antes sacudirle bien el monóxido de carbono. Cerquita de él aparece Basaldúa, en cuatro patas, escarbando a lo tonto porque creyó ver algo que finalmente era, sí, una canción de los Enanitos Verdes que le hace cosquillas en el alma, y ahí nomás termina abrazándose con Miatello y la madre del '99.

Para algunos, la búsqueda se hace más ardua. Es el caso de Martinez, que ha tenido que revolear dos muelas de juicio, una leche vencida, varios desamores y una patada del dedo chiquito a la pata de la cama para dar con lo que tanto quería, un poster doble de Verónica Lozano.

Otros, algo más precavidos, deciden almacenar para los tiempos duros que se avecinan. Uno de ellos es Fitte, que ya llenó una carretilla con bailarinas de la calle Esmeralda y va por la segunda, donde va acomodando algunos libros de Bucay y un tercer puesto en el Panamericano de 200 mts con vallas.

Silveyra y García, revolviendo entre cáscaras de naranja y productores de TV, se topan cada tanto con algún Mansilla y se quedan conversando un rato. Miguens es el que menos descansa. Especialista en chatarras, se llena los bolsillos con todo lo que hay a su alcance, siempre que no se lo coma primero.

Así transcurre la vida de los muchachos de LR. Todo es un ir y venir de cabezas fijas en el suelo, cabezas a la espera de tiempos mejores, de una lluvia que se lleve toda la suciedad junta y traiga un poco de aire fresco. A veces alguno encuentra un pedazo de carne zafable, y entonces se juntan 4, o 5, o 10, y comen un asado entre chistes malos.

Ni hablar de cuando aparece algo con la suficiente redondez como para jugar un fulbito.