viernes, 12 de marzo de 2021

Que mi razón sea puramente externa

Que sea como la luz espacial y cálida de las once de la mañana pegando en el frentón de edificios de la avenida principal, mientras un tipo está como un playmobil trepado a una escalera plegable en el balcón de un piso quinto, clavando con un martillo, mientras yo cruzo la avenida, tan externo como ellos: la luz, los edificios de diez pisos, el tipo de espaldas, y mi cuerpo respirando en una mañana de un siglo cualquiera, con la espalda húmeda por un calor que se ha venido acumulando durante los últimos días.

Como dice Saer, el presente como la punta de una cuña que va pasando, cortando el vidrio de la realidad.