jueves, 4 de octubre de 2012

Este verano

El último miércoles festejamos el cumpleaños de mi hermana. Hubo de todo, carnes, ensaladas, papas a la crema…comimos hasta el knockout. Y tinto, mucho tinto, con decir que al final del cumpleaños conté cinco cadáveres verdes en la mesada de la cocina. Chupamos como romanos para acarrear nuestros problemitas hasta el día siguiente.

 En la sobremesa me enganché con mi cuñado mayor. Hablamos de las vacaciones y de Bariloche. Hablamos de hacer el Paso de las Nubes, sabiendo que jamás haríamos el Paso de las Nubes. Cuando entendimos eso último comenzamos a planear nuestra temporada de pesca. En las últimas vacaciones mi cuñado se agarró una leche tremenda con el tema de sacar una buena trucha, no iba a parar hasta conseguirlo. Boludo, me decía, los Madero conocen a los peces por el nombre, yo salí con ellos, donde ponen el ojo ponen la…y así, estaba prendido fuego por estos Madero, unos conocidos, que creo que la tenían bastante clara. Y nosotros nada. A la tarde, a eso de las siete, bajábamos al muelle y empezábamos a tirar líneas. Todo se hacía en un silencio de misa.

 Pero las truchas se nos morían de risa. El último día, antes de pegar la vuelta, estábamos en cero, un desastre, nos dabas vuelta y ni monedas caían. Hasta que mi cuñado vio a lo lejos una lengua plateada nadar hacia él, mansa, lenta. Silencio atroz. Cazó una red y la truchita se metió pidiendo permiso. La sacó, el pescado murió al toque. Estaba lastimado en la boca y en las escamas. Mi cuñado subió y mintió con altura, había luchado como media hora con esa trucha que dio pelea hasta el final. Nadie le creyó. Mi hermana no quiso comerla cuando la cocinamos porque largaba olor a podrido. Yo la probé y estaba horrible, tenía gusto a agua estancada.

 -¿Cómo estamos de embarcaciones?- le pregunté mientras el cumpleaños ya moría. Bien, me dijo, si no me equivoco tenemos dos botes con motores de cinco cada uno. Cinco caballos, Dios mío, un pony con salvavidas iría más rápido, pensé. Pero dale, dale cuñado, le dije, este verano es nuestro, vamos a sacar el Nahuelito y lo vamos a hacer al limón. Este verano es nuestro, cuñado, vamos a navegar el Gutierrez, el Moreno, el Nahuel entero, y las truchas se van a acumular en el fondo del bote hasta que no haya más lugar.