viernes, 21 de septiembre de 2012

Cadaver exquifito



Saber que nada es para siempre, Fito, lo dijiste vos. Y tus canciones de los noventa están ahí, cada día se vuelven más bonitas, y yo pienso que habría que embalsamarlas como los pájaros de los museos. ¿Y ahora? No sé, ya no quiero escuchar nada más de vos, Fito Paez, ya hiciste tu gracia…sé que te gusta hablar, que prendés el ventilador de mierda a cada rato, pero yo prefiero poner Tus regalos deberían de llegar, o Cadáver Exquisito. Lindo nombre para una canción, Cadáver Exquisito. O Dejarlas Partir, otro título hermoso…estabas zarpado en talento, Paez. 

Creo que Tus Regalos es la mejor canción de todas. Hablabas sobre una piba rica a punto de casarse ¡Qué sabrías vos, el chico pobre del Interior! Pero te salió buena, esa canción tiene momentos mágicos. “Los milagros en tu cuerpo ya serán”…o “no sabés si detenerte o llover”… o “no es mucho lo que tengo para darte, mirá”…para un niño como yo, que volvía del colegio en un bondi naranja mientras tus casettes corrían en el walkman, esas frases eran mantras, tatuajes al corazón. Sí, te hablo en grasa como te gusta, Fito. Vamos, no me vas a decir que Tus Regalos no era un poco grasa. Las violetas, la lluvia, la niña acurrucada en el rincón ¡Eras todo un Neruda, Rodolfo! 

Hoy en día, cuando me preguntan por vos digo que me parecés un gil, te niego tres veces antes de que cante el gallo. Después me arrepiento, y entonces pongo Normal 1 o alguna otra de tus glorias. Pero el mundo te devoró, Fito. Si le pasó al Diego, cómo no te iba a pasar a vos. El nuevo milenio te agarró comprando mil camisas con florcitas diminutas, cortándote el pelo con Cuggini, creyéndote que podías dirigir películas de culto. Y es mentira que no quiero escuchar nada de vos: leo todas las pavadas que te publican y no lo puedo creer... ¡Si hasta Arjona te la clavó al ángulo! Lo bardeaste gratis y él te escribió una carta letal, incontestable.

No importa, eso es lo que pensaba hace un rato: al final solo quedarán, embalsamados, barnizados, tus primeros discos. El Amor después del Amor, Abre, Euforia. Yo creo que siempre se vuelve al primer casillero, Fito. Tarde o temprano. Yo, cada tanto, vuelvo al anteúltimo asiento de un bondi naranja, y pongo play mientras el micro atraviesa Panamericana y suena el final de Cadáver Exquisito: “Todo es imperfecto amor y…obvio”.