domingo, 3 de abril de 2011

A dos cilindros



La noche del viernes había sido pulenta. La tormenta logró convencer a los muchachos de que el sábado se podía dormir hasta tarde (tampoco hubo que insistir mucho), pero no fue así. Tempranito sonó el celular, y varios hubieran preferido que fuera Lucifer avisando que la hora había llegado, o que fuera Miguens, cualquier cosa antes que Bonadeo, maldito Bonadeo a los gritos, que se juega y que en una hora en la cancha.

Ya en el pasto, LR se llevó tres puntos reñidos frente a Dale Gas. Reñidos al pedo, porque de movida estaba para el champán y la reposera, allá Dotor, y sin embargo terminamos a los zapallazos y con los huevos en la tagargan. ¿Se jugó bien? Qué sé yo. Creo que no.

No, no se jugó nada bien. Apenas algunas individualidades: Roberts, algo del Manteca, tal vez el primer tiempo de Fitte, no mucho más. Torpezas, desatenciones, pajas, habrá que cambiar muchas cosas si se quiere campeonar de una vez por todas. Campeonar, que fea palabra. Pero de nueve puntos seis, como comienzo no es malo.

En el primer tiempo se vio a la mejor Risa. Miguens abrió la cuenta con un gol de penal y Roberts aumentó luego de una gran corrida de Bonadeo. Dale Gas estaba desnudo y en cuatro, pero de la nada se encontró con un gol y pareció despertar. Ba, todo el despertar consistió en gritarle al referí a ver si compensaba el penal anterior. De todas maneras, La Risa cayó bastante y el empate parecía estar cerca. Miguens no lograba alinear los patitos y en la salida intentaban asociarse Mazzinghi, Silveyra y Ríos, aunque rara vez la devolvían redonda. La calma llegó en el segundo tiempo con una jugada perfecta del conjunto blanco. Ríos-Mazzinghi-Ríos-Basaldúa-Bonadeo y una tremenda definición del Manteca, que lo gritó como si fuera su primer gol en el año. Ah, ¿es su primer gol?

Un rato más tarde Prado se hizo echar y de ese tiro libre cayó el nuevo descuento de Dale Gas, una trompada psicológica que La Risa supo amortiguar. Fue 3 a 2 y terminalo referí, gritaba la novia de Silveyra desde una tribuna repleta que incluyó una rata un perro, el primer perro gay de la Argentina, aunque esta vez trajo suerte.