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Lo Malo
-Los 6 partidos perdidos al hilo es una mancha negra que quedará marcada en la historia del equipo. No es un simple muerto en el ropero, son 6 cadáveres podridos y apilados oliendo a mierda. Boquita (?) tiene sus banderas negras, Pelé tiene su haber debutado con un pibe, Miatello tiene su gordita de Año Nuevo, y nosotros tenemos esos seis resultados negativos que alguna vez sabremos llevar con orgullo.
-La lesión de Roberts y las constantes ausencias de Prado y Moroni nos dejaron en bolas, con 3 grados bajo cero y pidiendo chirolas en Constitución. Miguens demostró que para ser 9 le faltan la cuarta, la quinta y el burro de arranque, la posición de 3 no dejó de extrañar a Roberts en ningun momento y el Apache de Recoleta, claro está, es irremplezable.
-Salvo en los últimos partidos, nunca se pudo encontrar el equipo ideal. Los jugadores iban rotando de posición con frenesí y más que al futbol parecía que jugabamos al Juego de la Silla. Partido tras partido le fuimos haciendo honor al gran Heráclito:"Uno no se baña dos veces en el mismo río", e incluso está Lanús, que no se baña ni siquiera una.
-La ausencia de técnico pegó fuerte. Silveyra agarró la batuta los últimos partidos, pero su forma de manejarse con los árbitros y con el rival dejó mas críticas que otra cosa. Emilio Ramón le escapa a los responsabilidades como un cobarde adolescente y por ahora nadie está para agarrar este timón hirviendo.
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Lo Bueno
-La remontada final quedará para el cuento a los nietos. Sin margen de error, había que conseguir 12 puntos de 12 porque de otra manera nos ibamos. Volvieron Moroni y Prado para jugar las instancias decisivas y por momentos se pudo disfrutar de La Risa de siempre. Toque, golazos y un bonito juego colectivo.
-Finalmente parece que se pudo dar con la táctica indicada. Se utilizó en cuatro oportunidades y en las cuatro se ganó. El 5-3-2, que emerge de los cerebros de la feliz pareja Bonadeo-Mazzinghi, llegó para quedarse.
-No está de más repetirlo: Martinez y Fitte anduvieron muy bien todo el torneo. Lo de Martinez no sorprende, un jugador con capacidades medio sacadas pero que recién en este torneo las terminó de explotar. Jugó abajo, en el medio y arriba, pero fue en el medio donde mejor se desempeñó, conduciendo los ataques de La Risa y yendo siempre para adelante. Fitte, al parecer, se sacó los dos televisores que tenía en los pies y empezó a romperla. La nueva táctica lo favoreció y ahí se vio su mejor versión, yendo al ataque como enfermo y volviendo a marcar más enfermo aún. Centros precisos, tranquilidad a la hora de tocar y mucha, muchisima velocidad.
-La hinchada acompañó siempre. Roberts aportó su asistencia perfecta, bancandose la fresca con camperas más infladas que los tésticulos de Abreu. A su lado la bancaron en alguna que otra oportunidad Silveyra, la novia de Mazzinghi, Zervino y su enfermera. Hubo casos excpecionales, como el famoso DQTM (Día Que Tuvimos Minas), la presencia de Pupi Silveyra o las fantasmagóricas apariciones del Flaco Pellet.
