sábado, 6 de marzo de 2010

Furioso conformismo



Si hay sábado hay fútbol, y si hay fútbol hay vértigo y locura. Sobre todo hoy, donde en un amistoso que no prometía demasiado pudimos ver un partido intenso de punta a punta. La Risa empató 1 a 1 contra Tiburones y sigue invicto en lo que va del año (?).

Como condimento inicial teníamos el debut oficial de Silveyra y la titularidad desde el arranque de Lanús. Faltaba cantar el himno todos abrazados y llorando y era un partido de rugby re cool. En fin, aunque quedan por ajustar algunas clavijas, los dos tuvieron un buen partido.

La Risa salió a jugar con una táctica nueva (si, otra más) que disgustó a más de un defensor, 4-2-2-2, no se sabía bien si era un equipo o un pasillo. Hablando seriamente, y sacando algunas distracciones o ignorancias defensivas, la estrategia resultó bastante efectiva en varios momentos del partido, sobre todo en algunas etapas del segundo tiempo, donde más que 4-2-2-2 era un 3-3-2-2, pero nada más aburrido que hablar de estas gansadas propias de enfermos bielsistas. Como dijo el sabio incomprendido Alfio: “Yo a mis equipos los coloco bien el la cancha, lo que pasa es que cuando empieza el partido los jugadores se mueven”

Temprano llegó el primer gol de ellos, un pelado bastante bueno (el mayor de la zaga Perkins, conocido como Perkins I) nos desordenaba toda la defensa y en un contraataque fugaz quedó el nueve mano a mano y abrió la cuenta. Al rato un zapatazo Zapatesco de Maladeo estalla en el poste y Miatello, con su habilidad para estar en el lugar indicado, la empuja con la suela, empata el partido y se convierte en el goleador del año con tres tantos. Cada día mas parecido a Marteeeeen.

Cerca del entretiempo el calor empezó a apretar fuerte y los dos equipos hicieron un rebaje interesante. Nosotros jugabamos un pelito mejor pero no nos daba tampoco para clavarles un gol. Entretiempo y veremos que pasa. Ellos arrancaron metidos, y nosotros, entre la táctica nueva y el calor delirante estabamos como barrabrava en el Malba. Las espaldas de nuestros laterales eran autopistas por donde pasaban felizmente pelados, rubios y gigantes. Nuestro arquero atajó un par de bochones monumentales y el gol de ellos estaba al caer. Pero no, siempre que llovió paró: La Risa fue acomodando las fichas y sobre el final volvió la tranquilidad. Incluso tuvimos una que otra para ganarlo pero por falta de puntería la cosa quedó empatada.

La semana que viene arranca el torneo, el todo o nada, las puteadas entre nosotros y los nervios de punta. Ojala el talento y la suerte, en ese orden, nos acompañen. Ya no hay margen para regalar más nada.